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La fuerte confesión de Sabina sobre la cocaína

El músico, a punto de cumplir 70 años, reveló cómo motorizó esa droga su proceso creativo.

Charly García grabó su legendario disco Piano Bar en solo una semana febril de 1984. El mismo Charly, en el mismo año, produjo y grabó el disco debut de Los Twist, Cachetazo al vicio, en solo 48 horas de sexo, droga y rock and roll. Meses antes, en un departamento de la Ciudad de Buenos Aires, Rodolfo Fogwill, ante una máquina de escribir y un cajón lleno de cocaína, escribió su obra cumbre, Los pichiciegos. 

Pasó una década y media desde todo ese cúmulo de exceso y artistas en carne viva hasta que Joaquín Sabina, el juglar de las noches negras de Madrid, escribió a base de whisky, cocaína y café su obra cumbre, 19 días y 500 noches.

El disco que transformó al ya por entonces exitoso cantautor en ícono definitivo de la música popular española contiene una lista de canciones memorables, lúcidas y al borde de todo. 

"Fue la época más enloquecida", dispara el músico en el libro 19 días y 500 noches, Sabina fin de siglo, el libro escrito por Juan Puchades, editado en España y que se consigue en las librerías argentinas.

19 días y 500 noches

Editado en septiembre de 1999, el álbum fue el epílogo de la carrera del músico hasta ese entonces y el paso previo a un ictus que lo puso en las puertas de la muerte.

El autor del libro, en diálogo con el artista, traza una retrospectiva histórica del proceso de composición de canciones como la que da nombre al disco y otras igualmente folclóricas al día de hoy como Dieguitos y Mafaldas (una de las tantas canciones de amor de Sabina a Buenos Aires y su universo femenino) o Una canción para la Magdalena.

"He sido mucho más moderado de lo que dice mi leyenda. Y he llegado a los setenta años, que se dice pronto", dice Sabina en el libro, al tiempo que remarca que el disco fue creado "a base de whisky, cocaína y café". De hecho, remarca que sin todo eso el trabajo no hubiera sido igual. "No, absolutamente no. Ese punto de concentración obsesiva que da la coca es imposible de encontrar de otra manera. El disco es un disco de coca, completamente", dispara.

De hecho, el ictus que sufrió en 2001 se lo atribuye "a la cantidad de coca, a no dormir, los cafés y whisky" que consumió "para escribir, que fueron dos meses sin dormir".

A mis cuarenta y diez



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