Por Rocío Bao
¿A quién le duele el lesbocidio de Pamela y Roxana?
Este viernes hubo una convocatoria frente al Congreso y en distintos puntos del país para exigir justicia por Pamela Cobos y Roxana Figueroa, víctimas de un ataque lesboodiante. El crimen no alarmó a los grandes medios de comunicación ni tampoco la convocatoria tuvo -siquiera- una cámara de TV. ¿A quiénes interpela un lesbocidio de mujeres precarizadas? ¿Hasta dónde llegan los discursos de odio? ¿Hay un aval del Estado?
11 de mayo de 2024 - 12:57
¿Hasta dónde nos interpela el lesbocidio de Pamela Cobos y Roxana Figueroa? ¿Por qué el repudio fue tan acotado? ¿Por qué se habló tan poco en los grandes medios de comunicación de este crimen y su brutalidad? La respuesta es simple y siempre la misma: las chicas vivían en una habitación de un hotel en el barrio de Barracas y no en un departamento de cuatro ambientes en Palermo; eran lesbianas, precarizadas y no eran heterosexuales ni blancas ni bien posicionadas económicamente.
Lo que no puede ser igual, siempre, es la tolerancia general al discurso de odio que penetra en la sociedad y normaliza estos crímenes que se desprenden, justamente, de esos discursos: el día que Nicolás Márquez, un casi desconocido escritor, amigo y biógrafo del presidente Javier Milei, presentaba su libro enla Feria del Libro, un gran grupo de activistas del colectivo lgbtiq+ irrumpió de forma pacífica en el predio, al grito de "Eso no es libertad, eso es odio".
La sala para 2 mil personas estuvo cubierta sólo a la mitad, y los cantos y la presencia de manifestantes contra el escritor, se hicieron sentir.
Sucede que quienes somos disidentes, no permitimos más esto. Pero el problema es que, quienes salimos a gritar contra estos crímenes somos generalmente las mismas personas. Incluso, un gran ausente en la convocatoria de este viernes para reclamar justicia por Pamela y Roxana frente al Congreso de la Nación (y distintos puntos del país), fueron algunos espacios del feminismo blanco, del feminismo "hegemónico". Hay que decirlo: algunas ausencias gritaron demasiado fuerte.
Pero hay otro detalle de alerta en todo lo acontecido por el ataque: Márquez trascendió a la fama en las ultimas semanas, no por su libro sino por sus palabras de desprecio hacia el colectivo lgbtiq+, pero no solo eso, sino que aseguró: "El Estado promueve, incentiva y financia la homosexualidad como lo hizo hasta que llegó Milei". De esa manera, Márquez no solo mintió y despilfarró odio y homofobia, sino que ofició de vocero del Gobierno y, entre líneas, planteó que las personas lgbtiq+ somos ese "gasto extra" que el Estado tiene que recortar (eliminar) como parte de las políticas actuales del Gobierno.
Nadie del Gobierno salió de forma explícita a repudiar los dichos de Márquez. Las palabras pronunciadas desde lugares de poder generan consecuencias brutales y letales.
La respuesta social y los pedidos de justicia no pueden ni deben limitarse a quienes formamos parte del colectivo únicamente.
En esa habitación había dos chicas más: Sofía Castro Riglos y Andrea Amarante, que también quedaron internadas por el fuego de la molotov que arrojó el femicida y lesboodiante Justo Fernando Barrientos.
Ahora, desde la agrupación Lesbianes Autoconvocades solicitaron ayuda para Andrea, que todavía lucha por su vida en terapia intensiva y por Sofía, que está cerca del alta y no tiene a dónde ir, ya que su habitación quedó completamente destrozada.
Para ayudarlas, pidieron la cuenta de la Asociación Ni Una Menos, por lo que, quien pueda realizar una colaboración, puede hacerlo mediante transferencia con la palabra “lesbianas” en las razones o motivos de las mismas.
Justicia para Pamela y Roxana.