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Ayer no estuvimos y nuestra ausencia se sintió

La huelga es una de las herramientas más contundentes y por eso ayer no estuvimos. Somos mujeres con conciencia de clase que comunican todos los días sobre femicidios y distintos tipos de violencia. Ayer paramos y nos pusimos de pie.

 

El silencio como grito desgarrador. El abrazo como un intento desesperado de cura. La huelga como herramienta contundente, irremplazable. 

El Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras volvió a ser tapa de diarios, tema de programas y de conversación. Salimos a las calles y éramos muchas. Las más chicas fueron con sus centros de estudiantes y se cruzaron con sus maestras, organizadas en sindicatos. Las trabajadoras de la tierra y las de casas particulares luchando por su visibilización. Las que están en alguna oficina del Estado o ejerciendo sus profesiones en empresas privadas. Las periodistas y fotógrafas con el oído y el ojo atento para difundir hoy lo que vimos horas atrás. 

Hay quienes educan, curan, se dedican a la tecnología o a las finanzas. Hay otras que buscan trabajo porque están en la mala. También las adolescentes quienes piensan en su futuro. Hay cocineras y diseñadoras. Están las que venden ropa o realizan tatuajes. Hay un montón de mujeres que ayer se juntaron para pedir el fin de las violencias y desigualdades, para reivindicar que las deudas se deben pagar primero hacia adentro y que las mujeres estamos esperándolo. Y entre todas esas mujeres también estamos nosotras: las comunicadoras. 

Somos periodistas que día tras día informamos sobre femicidios, violaciones, secuestros, casos de trata, luchas sindicales, reclamos sociales y aportamos un granito de arena en la visibilización de consignas e incluso artistas que de otra forma no tienen espacio. 

¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos en la redacción? ¿Ejercemos esa vocación de trinchera que tenemos para que todo el mundo sepa lo que pasa o le hacemos caso al impulso de hacer paro? Las preguntas fueron muchas pero podrían resumirse en esas. Las respuestas, en cambio, no fueron muchas sino una sola: haremos paro porque somos trabajadoras con conciencia de clase y creemos que los derechos se ganan en las calles. 

Lo hicimos con el aborto legal y lo seguiremos haciendo. Elegimos caminar juntas para que las nuevas generaciones sufran menos que nosotras, para que no tengamos que seguir peleando por las mismas cosas una y otra vez.

Elegimos el silencio atronador para que nuestra ausencia se note. Esa era la idea. Reivindicar la presencia porque nosotras somos, ante todo, las voces de otras. Queremos escribir sobre buenas noticias y sabemos que si nos hacemos fuertes juntas, tarde o temprano, llegarán. 

 



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