En la ciudad rusa de Yefrémov, al sur de Moscú, una alumna de la Escuela N.º 9 de Yefrémov, Maria "Masha” Moskaleva, que cursa el 6º grado, dibujó en clase una imagen contra la invasión de su país a Ucrania. Y lo hizo en momentos en que el país se encuentra regido por normativas que condenan cualquier tipo de "desacreditación del Ejército ruso”. Y en tiempos de locura institucional todo es posible.
El dibujo fue entregado a su maestra de aula en abril de 2022, cuando se entregó a la creación en la clase de pintura para dibujar algo en apoyo a las fuerzas militares que invaden Ucrania. Pero Masha dibujó dos banderas: una de Rusia, con la leyenda "No a la guerra” y una ucraniana, en la que escribió "Gloria a Ucrania".
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Además, entre ambas banderas dibujó a una mujer con una niña de la mano, mientras misiles vuelan a su alrededor.
La reacción de la escuela no se hizo esperar y, al día siguiente, el padre de la familia monoparental de Masha, Alexei Moskalev, fue citado por la Policía.
Al otro día, padre e hija fueron trasladados a la Oficina de Menores. Allí Moskalev fue acusado de haber educado a su hija de forma "incorrecta". A eso se sumó que en un escrutinio de las redes sociales del acusado, se encontraron comentarios críticas contra el Ejército.
En ese momento le aplicaron una multa de 500 euros por el delito de "desacreditación del Ejército ruso”.
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No conformes con eso, y según una información de la agencia Deutsche Welle (DW), Masha y su padre fueron interrogados también por el servicio secreto ruso.
La cosa no quedó ahí y, como si se tratara de una versión actualizada de El Proceso de Franz Kafka, poco antes de fin de 2022 los Moskalev recibieron otra visita de la Policía. "Fue el 30 de diciembre a las seis y media de la mañana”, recuerda Alexei en la entrevista con el medio independiente ruso OVD-Info. "Quería salir hacia el trabajo, miré por la ventana, y me sorprendí: alrededor de mi casa estaban estacionados tres coches de la Policía, y otros dos estaban detrás. Además, había un vehículo de Protección de Catástrofes. Cerca de doce hombres del servicio secreto FSB y de la Policía fueron directamente hacia la entrada de nuestra casa, con una amoladora en la mano. Enseguida me quedó claro que venían hacia nosotros”.
Según contó el hombre, le destruyeron parte de la casa, la ropa, los cuadros, muebles. Además, confiscaron los ahorros de la familia, unos 3.150 dólares, que despertaron de inmediato la desconfianza de los funcionarios: "¿Quién te paga? ¿Para quién trabajas?” Finalmente, golpearon la cabeza de Moskalev contra la pared y contra el suelo, según declaró.
El peor final
El 1 de marzo padre e hija fueron detectados luego de que se hubieran escondido en el vecindario donde vivían. Se encuentra pendiente sobre el adulto y su hija un juicio por "repetida desacreditación del Ejército ruso”.
Además, las autoridades iniciaron un proceso para retirarle el derecho de criar a su hija Masha, a quien ya no se le permite vivir en su casa y ha sido trasladada a un hogar para niños.
El 27 de marzo último, el tribunal se reunió por un solo día y decidió que Alexei cumpliera una pena de prisión de dos años. El juicio además fue sin la presencia de Moskalev, a quien no se le permitió dejar la prisión domiciliaria. Tampoco, hasta ahora, ha podido ver a su hija, que sigue internada en un centro juvenil.
