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Música en vivo, música viva: esto fue lo mejor de 2022

Un torbellino de festivales, una maratón por los 30 años de El Amor después del amor, la consagración de WOS y una bomba llamada Rosalía son solo algunas de las postales que nos deja este año e Infonews estuvo ahí para contártelo todo.

Este año fue una suerte de despertar, de renacer, tras dos años de una pandemia que golpeó a todo el mundo, a todas las industrias y la música fue una de las primeras en freezarse y una de las últimas en reactivarse. El aforo completo de las salas y predios se vivió con mucha intensidad. La gente, joven y no tanto, se desesperó por ir a celebrarlo y la agenda se llenó de cosas para hacer. Infonews estuvo en gran parte de toda la movida mainstream e independiente del país y por eso podemos presentarles este informe con lo más significativo. 

Uno de los platos fuertes fue, sin duda, el regreso de los mega festivales. De hecho, el año comenzó con las ediciones de los más famosos: Cosquín Rock, Lollapalooza y Quilmes Rock, en ese orden. Los de productoras nacionales pisaron fuerte y si bien en sus nombres mantienen la insignia del rock en sus lineup la denominada música urbana tuvo lugares privilegiados y así fue como Trueno se ganó la mejor foto en el Quilmes no solo por su presentación sino también por la participación que tuvo en el show de Gorillaz. 

Pero, sin dudas, uno de los momentos que pasarán a la historia será el recital de Foo Fighters en el Lollapalooza. Y es así por el propio peso del espectáculo (cargado de fuerza y emociones como cuando un fan subió para darle un regalo al cantante) pero también por una tragedia que sucedería después: el baterista Taylor Hawkins moriría días después en Colombia y el toque en la Argentina pasó a ser el último de su vida. La noticia sacudió al mundo del espectáculo y los homenajes fueron conmovedores. 


Los festivales, decíamos, fueron protagonistas este año y no solo los masivos con cartelera mainstream: toda la escena independiente y emergente organizó sus propias movidas en clubes y venues para un promedio de mil quinientas personas. Volvieron algunos encuentros como la Noche Dorada Espacial, que supo nacer y crecer de la mano de Él Mató a un policia motorizado, y lo hizo con una cartelera que incluyó a consolidadas bandas nacionales como Las Ligas Menores y Bestia Bebé sino también a la española Carolina Durante; que luego volverían a la Argentina con el desembarco del Primavera Sound.

Precisamente, el Primavera Sound fue otro de los capítulos centrales: uno de los festivales más prestigiosos de Europa celebró sus 20 años con una suerte de franquicias en Latinoamérica y lo que hicieron acá fue una apuesta fuerte. Tuvieron cuatro jornadas largas en Costanera Sur, un predio enorme que aún con cien mil personas no parece agotarse, y una gran cantidad de side shows en venues porteñas que no le dieron respiro al público: fueron dos semanas completas de shows y no era imposible estar en todos.

Una noche perfecta en octubre encabezada por Pixies y Jack White, el esplendoroso regreso de Björk con su show sinfónico en noviembre y las dos jornadas de sábado y domingo con decenas de bandas tocando, incluida la tan esperada Arctic Monkeys completaron la oferta de esta primera edición del festival que estuvo bien pero recibió algunas críticas por la reprogramación de la grilla que necesitaron hacer cuando la tormenta traicionó a la fiesta. 



Las convocatorias masivas también tuvieron su lugar en shows individuales, por fuera de estas curadurías maestras. El caso más claro fue el de Rosalía y sus dos noches en Movistar Arena agotado y, desde ya, los 10 estadios que vendió Coldplay. La fiebre adolescente por la Motomami y la nostalgia de la generación X y millennial por los británicos son dos fotos que no podemos dejar afuera. 

Con sus canciones (y videos) virales y una troupe de bailarines que manejan a la perfección la danza contemporánea, Rosalía nos invitó a nadar en las aguas de la cultura del videoclip. Sin una banda tocando en vivo y utilizando una guitarra de las que usa Slash para los Guns o un piano tres cuartos como usaría cualquier orquesta de tango, "La Rosi" se subió a un escenario gigante con pantallas acordes para un estadio y nos hizo olvidar de adónde estábamos. Todo parecía un programa de MTV. Estábamos ante algo distinto -y poderoso. 

Lo de Coldplay fue tan increíble que se convirtió hasta en meme: la gente se pregunta si Chris Martin aún está acá, comprando pan dulce para este fin de semana. Las pulseritas de luces que hacían un juego particular para acompañar el ritmo y climax de las canciones también fue algo novedoso. Y la ciudad -otra vez la ciudad- se colapsó por las decenas de miles de personas que durante esos diez días coparon Núñez y alrededores. No había colectivos, ni taxis, ni nada. 

Por supuesto que una reseña de este año no estaría completo por otro artista que casi llega al mismo número de recitales que los genios del brit pop: Fito Páez, también apelando a varias generaciones, lanzó una propuesta irresistible que le valió ocho noches en el Movistar Arena (venue preparada para unas 15 mil personas que mencionaremos varias veces porque fue uno de los preferidos de las productoras y artistas). 

La celebración por los treinta años de El Amor después del amor (disco taquillero si los hay dentro del rock nacional) fue y sigue siendo uno de los hechos más trascendentales. No solo tuvo sus noches brillantes en CABA sino que también dijo presente en otras ciudades argentinas y aterrizó en los Estados Unidos. Y, además, impulsó a que el próximo gran acontecimiento de Fito sea una noche en el estadio Vélez. El amor después de todos los amores se materializó, también, en reconocimientos como el Latin Grammy. Fito tuvo un gran año y todo parece indicar que el siguiente también cosechará felicidad. 

Por otro lado tenemos a WOS, el chico que ganó miles de batallas de gallos y que ahora gana otro tipo de batallas. Hizo estadios en distintas ciudades, se ganó el respeto de su generación y el de otras, también, hizo colaboraciones varias, reventó la aguja de Spotify y recibió el Gardel de Oro. "Aguante la música argentina y lo que está pasando, loco", dijo la noche que recibió el galardón. Y sí. Tiene razón: aguante la música argentina y todo lo que está pasando. Porque la escena urbana en la que él está inserto se hace fuerte con el crecimiento de Trueno, Nicki Nicole, la solidez de Duki, el regreso de Paulo Londra. Pero también lo más clásico del rock nacional se destaca como plato fuerte: Divididos y sus míticos encuentros, los festejos de 15 años de Eruca y los treintañeros de Cadena Perpetua o Las Manos de Filippi, junto a la fornida escena indie encabezada por Él Mató alimentan a una movida cultural, identitaria y a una industria que genera trabajo. Por eso, como dice WOS: aguante. 

 

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