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Luciano Saracino y la magia de crear libros para chiques

Autor de más de 80 títulos, Saracino nos cuenta en primera persona cómo es ser escritor de lecturas para chiques. Sumergite en su mundo creativo con esta nota.

Luciano Saracino es un escritor con una inmensa trayectoria a sus espaldas: autor de guiones de series de TV, libros para chicos y chicas, ensayos, historietas y otros textos, lleva ya más de 80 títulos publicados en diferentes editoriales, muchos de ellos traducidos a varios idiomas.

De la mano de Pequeño Editor y con ilustraciones de Ernesto Guerrero, Saracino está entusiasmado con su nuevo libro llamado Waterson, que narra la historia de una nena, su papá y un unicornio de peluche que tiene vida y que se llama así: Waterson.

"Hace rato que escribo libros de nenas que viven con su papá, porque es lo que soy. Esa niña casi siempre se llama Malena porque mi hija se llama así, y Waterson no es la excepción", contó el autor con la voz llena de ternura, como solo alguien que es xadre puede hacerlo.

Infonews tuvo el gusto de conversar con Saracino de sus inicios como lector, su rol como productor de lecturas para infancias y el mundo creativo que surge en el diálogo entre ilustradores y escritores al momento de construir un libro ilustrado. Sumergite en ese mundo mágico con esta entrevista.

 

Infonews: ¿Cómo fue tu acercamiento a la lectura? ¿Qué leías de niño?

LS: Yo tuve la suerte de haber nacido en una casa con libros sí, pero más que libros, con una casa llena de historias. Tuve un abuelo pescador, y los pescadores son los que mejor cuentan las historias en el mundo. Una abuela cocinera, que si uno ve a una abuela cocinar te encontrás con esas manos; esa masa; ese tiempo de levar; ese levantarse a las 5 de la mañana para que el relato se construya a la hora que tiene que estar construido. Ese todos alrededor de algo, una mesa, pero también un fuego, también un libro, también una historia.

Un padre que era empleado bancario, pero que amaba las historietas. De chico las leía y coleccionaba, era un gran lector de buenas historietas, además. Entonces mi casa estaba llena de esas buenas historietas; una hermosa puerta de entrada a la lectura. Y crecí con una madre de mirada profunda que sabía leer historias como nadie en el mundo. Mi mamá me leía y el momento de leer historias en mi casa era un momento de compartir amor, no era cualquier momento. Yo descubrí que en ese objeto, en ese libro, en eso que estaba en las paredes se podía multiplicar el amor. De ahí vengo yo.

Mi viejo me sentaba en su falda para leer El Eternauta. Lo leí por primera vez a los 5 años y, de hecho, entré a la lectura por la historieta. De ahí no salí nunca más. A los 6 años era "el nene que leía" en mi escuela y eso me volvía especial. Aprendí a leer a los 4 y a los 5 ya escribía mis primeros cuentos: eso me volvía especial. Sabía que, además de lo que me provocaba internamente, provocaba también algo externamente. Era un "Wow, ese nene chiquito, flaquito, pelirrojo, enclenque y asmático lee. Y no solo lee, mirá lo que lee".

A los 6 años ya era un lector experto. Experto nivel que me leía El mago de Oz completo y sin dibujos. Experto nivel de que podía contarte la historia del Rey Arturo de punta a punta, emocionándome. Después era un pibe común y corriente, cascaritas las rodillas por el fútbol, por la bicicleta, con asma también; pero que tenía en esos libros miles de universos, y todos los días leía un libro y todos los días me acercaba a eso y me guardaba la plata de la escuela para comprar del kiosco para comprarme un libro al final de la semana.

 

Infonews: ¿Cómo es escribir literatura para infantes y jóvenes siento adulto? ¿Cómo aprendiste a llegar al público infantil?

LS: Mirá, escribir libros para para chicos y chicas es tan difícil como escribir libros para adultos. A veces en algunos casos inclusive es más. ¿Vos sabés que hay cosas que no se aprenden? Hay cosas que, si se aprenden, quedan forzadas. Hablarle un pibe o a una piba no se aprende, lo tenés o no lo tenés.

Conocés a un montón de adultos que no saben hablarle a los chicos y a las chicas; tíos que no saben comportarse con un niño, se ponen incómodos, no saben cómo tratarlo. Y, en el extremo opuesto, gente adulta que por alguna cuestión los pibes se le prenden y se quedan jugando con ellos. En las reuniones de adultos se levantan de la mesa y se van a jugar con los chicos, y los chicos están esperando a ver qué van a hacer la próxima. Y esa gente cuando se pone a escribir libros para chicos, escriben libros para chicos de un modo sincero. ¿Por qué? Porque no busca el modo de hablarle a un chico o a una chica, simplemente les habla como lo que son. No los trata ni más ni menos que lo que son.

Hay una cuestión que que yo noté mucho como autor de libros para chicos (no me gusta decirles infantiles a los libros). Son libros para chicos y chicas, pero también, por supuesto, pueden ser disfrutados por los adultos.

Pero ojo: el chico no es un adulto en construcción, el chico es un chico, igual que un adulto no es un anciano en construcción. Y si vos le hablás a un chico como lo que es, en su aquí y ahora, te va a escuchar. Vos podés escribir libros para chicos y chicas con el objetivo de vender y, si tenés atrás una estructura, vas a hacerlo.

Ahora, el niño lector se va a quedar con los libros que están escritos para él. Se va a quedar con los libros sinceros que están en la tonalidad que él necesita escuchar. Porque fue escrito por un escritor que sabe hablarle a los chicos. Si el escritor tiene que dar muchas vueltas y no sabe qué palabras usar y lo que sea, que se corra y escriba otra cosa. Si la historia sale, fluye y le estás hablando a ese libro del modo en que le hablás a un niño cuando el niño quiere escucharte: vamos, va a funcionar.

Los libros que funcionan, te repito, son los libros que están escritos para chicos y chicas y no para exclusivamente venderle el libro. Los chicos notan, notan el tono cuando no es sincero. Así que... ¿cómo busco las palabras? Aparecen, fluyen, y cuando no aparecen lo dejo. No lo fuerzo, me voy a escribir algo para adultos. Por suerte tengo las dos puertas ahí siempre abiertas. Cuando veo que que no me está saliendo, que me está costando, no es ahora. Cierro el archivo, abro otro y sigo contando otra historia que pueda contar hoy.

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Infonews: ¿Qué es lo que más te gusta de tu rol como productor de material de lectura para chiques?

LS: Mirá, hay un montón. Yo fui un niño amante de la lectura, sé lo que significa amar un libro cuando lo estás leyendo. Si tengo la posibilidad de que al menos uno de mis libros produzca amor (que eso está pasado con algunos de mis lectores), ya está: la vida funcionó, sirvió para algo atravesar estos 45 años de vida. Le provoqué a un niño o una niña eso que me provocaban a mí los libros sinceros, los que amé. Eso es lo principal.

Después, en las escuelas también los chicos leen un libro e invitan al autor. A mí me invitan mucho a colegios para dar charlas, y ese momento para mí es de los más hermosos del año, eso de volver repleto de cartas, dibujos, de besos, abrazos y energía. Ver esas caritas, esas sonrisas, esa mirada que uno no la ve cuándo está escribiendo porque uno escribe solo... si bien te imaginás al lector, ahí lo estás viendo y te das cuenta exactamente qué le paso cuando leyó tal o cual capítulo de tu libro. Ese momento vos decís "Este libro ya no es más mío, porque es de ellos". Eso es magia pura. Yo creo en la magia y una de las más hermosas que me tocó vivir en la vida es la de ir a las escuelas, hablar con los chicos y las chicas a los que les dieron mis libros.

Y después, me gusta escribir libros para chicos y chicas porque me hace bien, así de simple.

 

Infonews: ¿De qué se trata tu nuevo libro lanzado con Pequeño Editor?

LS: Malena vive con su papá que escribe libros para chicos y es un desordenado, un quilombo... y ella es una hermosa total que tiene a Waterson, un unicornio de peluche animado. También tiene un compañero de escuela que se llama Max, que no entiende todavía algunas cosas fundamentales de la vida, como por ejemplo: cómo tratar a las nenas. Ya lo entenderá, pero Waterson apura un poquito a Max a entender.

Este libro es mi nuevo amor, acaba de salir y me encantaría invitarlos a meterse en el mundo de Malena y de Waterson porque es un mundo divertido. Además, se responde una pregunta que es bastante compleja, filosófica y casi te diría; fundamental: ¿por qué las medias siempre pierden su par? ¿adónde van las medias de noche? Así que, si te animás, enfrentate a este misterio y, por supuesto, a acompañar a Waterson y enseñarle a Max algunas cositas de la vida.

 

Infonews: ¿Cómo es el trabajo con les ilustradores? ¿Y con les editores?

LS: El trabajo con los ilustradores e ilustradoras para mí es una de las partes más lindas de mi trabajo. Primero porque me dejan bien en claro que yo no trabajo solo, que estoy dentro de un equipo, de un engranaje que cuando funciona bien, el libro funciona mejor. Escribo para mí, escribo para mí lector imaginario y escribo para la historia. Pero después esa historia se transforma en otra cosa, que es un universo dibujado que aparece en mi casilla de correo: recibo eso que escribí ahora dibujado. Y lo que suelo hacer, entonces, es escribirlo todo de vuelta. Cuando la historia me regresa dibujada, la reviso y la retoco porque ahora no dice más lo que decía cuando era solamente un papel en blanco. Ahora tiene todos estos dibujos, estos colores, estas expresiones, estas expresiones que dicen. Entonces tengo que ver de vuelta cómo dicen las palabras.

Los libros que yo amo de los que he escrito son libros que están charlados con el dibujante en un ida y vuelta y lo armamos en equipo. No sabés el universo que tienen en la cabeza los dibujantes y lo bien que le hacen a las historias y lo bien que le hace al escritor saber que cuando labura en equipo, labura mucho mejor. Somos una especie de monstruo de dos cabezas que construyen un tercer monstruo. Yo no podría haber hecho ese libro solo y el dibujante.

Y los editores son otra raza maravillosa. Gente que en un mundo tan tecnologizado, tan no presencial... se dedica a hacer libros, todavía se dedican a hacer libros. Napoleones sin batalla; quijotes enfrentándose a molinos de viento que, además, son gigantes. Esos editores del bien, con los que yo suelo trabajar, aman las historias. Cuando yo recibo un texto modificado por el editor e inclusive cuando ni bien recibo el texto y veo que está todo "tiquitiquiti" comentado, digo 'Ay, qué hermoso, qué belleza... Este texto va a ser mejor, porque atravesó la mirada de un editor con conciencia y me volvió mucho más fuerte de lo que yo lo había mandado'. Entonces, laburar con editores e ilustradores beneficia al libro. Ojalá que los escritores entiendan que es mucho mejor laburar en equipo, porque solitos estamos casi todo el día.

 

Infonews: En los temas que abordás en la LIJ, ¿te rechazaron alguna vez la trama por ser considerada demasiado fuerte para las niñeces?

LS: Uno tiene que saber cómo contarlo, sí, a quién se los va a ofrecer... Yo no tengo libros que han sido rechazados. Capaz en alguna editorial, pero después otra me lo aceptó. Yo considero que se puede hablar de un montón de temas. Entonces, mis libros suelen hablar de la muerte, de los miedos, de la ausencia, de la enfermedad... Tengo un libro sobre Alzheimer. Tengo uno sobre los desaparecidos. Tengo un montón de libros sobre los miedos, como ¡Epa! Ese miedo no es mío, que es de una nena que encuentra un miedo en su habitación y ese miedo no es suyo. ¿De quién es ese miedo? Y busca por la casa, y descubre que se le escapó al padre, un miedo que le corresponde a él y que se le fue la pieza de la nena.

Me encanta contar historias que cuenten algo atrás. Watterson cuenta un montón de cosas y otras no, pero están ahí para que el nene se pregunte. Está ese vínculo entre el papá que escribe libros infantiles con su hija, y que están solos. Está ese animal imaginario que cuida a la nena y ese vínculo entre nenes y nenas. Está la sexualización, que es importantísimo romper desde chiquito. Y está Watterson que en una parte dice "¿Dónde viste que un cuerno puede ser ñoño, dulce?", señalando el suyo. Entonces, "¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?", dice la canción. ¿Qué se puede hablar cuando le hablamos a los chicos? Bueno, de casi todo. El tema está en cómo lo hablás. Y vuelvo al principio: el autor que llega a los chicos es el autor que sabe cómo decir. ¿Eso qué significa? Y, el modo en que ese chico y esa chica quieren escucharlo.

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