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Cómo sería una gestión de Milei ante la crisis socioambiental

Libertad de contaminar. El río y los hipotéticos escenarios ante una posible presidencia del negacionista. El movimiento ambiental en pie de lucha advierte del peligro del plan motosierra y los límites de lo que se viene haciendo para mitigar los efectos del cambio climático. Se lanza la campaña “Ambientalismo no vota peluca”. El impacto económico de un posible gobierno negacionista.

Foto: foto posteada por el periodista Enrique Viale en su Instagram (@enrique.viale).
Foto: foto posteada por el periodista Enrique Viale en su Instagram (@enrique.viale).

Milei dice algo y pronto gira en torno de él un movimiento de aprobación que roza el sectarismo; mientras, del otro lado de la grieta, siembra el panic attack (1). Una reacción moral al horror, generalmente proveniente del progresismo, la mayoría de las veces con motivos para hacerlo, aunque a veces pueda llevar a la indignación y nada más. Mejor sería analizar los propósitos y las consecuencias de sus palabras.

Recientemente, el autopercibido libertario sostuvo en una conferencia que "una empresa puede contaminar un río todo lo que quiera". Y continuó, procurando dar una supuesta solución: “cuando falte el agua, alguien va a ver un negocio ahí y va a reclamar los derechos de propiedad”. Capitalismo y extractivismo en toda su pureza, con una "solución" depositada nada más que en las manos invisibles del mercado. (Nota personal: de pronto el panic attack no me resulta para nada injustificado).

 

Interrogantes a la “libertad de contaminar”

Si contaminar un río está bien porque no es de nadie (el concepto correcto sería el de 'bien común', que no existe en el lenguaje de Milei) aunque sea un caso hipotético, abre por lo menos dos preguntas ejemplificadoras de cualquier otro problema que pudiera surgir en un posible gobierno suyo.

La primera es qué pasará mientras tanto con los animales y poblaciones humanas que dependan de dicha corriente de agua que sea contaminada, también con importantes actividades económicas como la pesca y el turismo; al menos hasta que alguien decida si es rentable sanear las aguas (y si es posible).

El segundo interrogante que abre es: si contaminar un río está bien por parte de una empresa, ¿aplica también a otros rubros? Siguiendo su lógica, estaría bien incendiar una parcela de bosque nativo para ganadería o cultivo de soja.

Para Milei, "una empresa puede contaminar un río todo lo que quiera"

Continuemos con la lógica del capitalismo ultra del militante de la libertad para algunxs: ¿qué tal el aire? Según la lógica de Milei y el río; en la medida en que el aire se vuelva irrespirable, alguna empresa tomará la posta de limpiarlo (si es que no se hizo tarde, y siempre que sea posible). De nuevo; hasta ese momento, muchas personas van a morir o emigrar (como ya ocurre con cada ola de calor y con lxs refugiadxs climáticxs).

Pero eso no es todo lo que propone Milei, quien parece no tener límites a la hora de planificar futuros distópicos… Su propuesta para “sanear el río” contaminado es que una empresa se haga de ese recurso y lo ponga en venta: o sea, privatizar el agua.

Podemos imaginar lo que ocurriría de realizarse esa absurda proeza. Lo diré para que no haya dudas: aquellxs que no tengan dinero morirán de sed. Lo mismo podría advertirse de todos los demás bienes comunes, como el aire: ¿algún día llegaremos al punto en que solo podrán respirar aquellas personas que paguen por el aire? ¿No sería mucho más sencillo si no agotáramos todos los recursos (bienes)?

 

Ambientalismo no vota peluca

Es cierto que el ejemplo traído por el “libertario” representa un caso hipotético de llegar a ser gobierno (no es tan hipotético si recordamos que le habla a los mismos empresarios que contaminan…). Pero como caso hipotético, representa las graves consecuencias que, de asumir, no constituirá "más de lo mismo" a lo que hace a políticas públicas sobre el medio ambiente (que ya vienen flojas) sino que agravará la situación en un contexto donde el país y el mundo no resisten más extractivismo.

Tal como advierten desde la campaña “Ambientalismo no vota peluca” que llama a no votar por Javier Milei: “por las obvias razones económicas y sus disparatadas y dañinas propuestas, esencialmente en defensa propia” y también porque “se convertiría en un peligro para la integridad física y propia existencia del movimiento socioambiental” (2).

La ciencia lleva más de un siglo advirtiendo del calentamiento global

 

Economía y calentamiento global

Como ecologistas/ambientalistas, tampoco podemos pasar desapercibidas las palabras del candidato, que ya tienen consecuencias directas en el manejo de la crisis socioambiental, al correr los ejes discursivos a debates absurdos, que no le convienen a nadie excepto a los poderosos. Pero no basta con indignarse en redes sociales o difundir el pánico. Hay que advertir con claridad a la sociedad.

Por ejemplo, según Cabandié (quien no es mi referente en materia ambiental, eso está claro; pero conoce del ámbito institucional) de cerrarse el ministerio de Medio Ambiente como se propone desde La libertad Avanza, se cerrarían acuerdos internacionales y nacionales de financiamiento de adaptación climática y se reduciría el presupuesto en la prevención de incendios forestales, en el contexto urgente de el niño y el calentamiento global…

Sobre este último punto, en el caso de asumir el gobierno, bienes de suma importancia climática como los bosques (que procesan el CO² de la atmósfera) perderían el valor que les corresponde por sus servicios ecosistémicos planetarios, por lo tanto podrían ser amenazados por intereses económicos concentrados. Ya que se trata de doble negacionistas: negacionistas del calentamiento global y de la justicia social y los derechos humanos.

También se pasaría por alto la deuda climática del norte global con el sur global: atando al país a la figura de deudor eterno (con el FMI y los demás organismos que respalden una dolarización, en caso de que avanzara en ese plan suicida para la soberanía nacional). 

 

Primero los datos

En los hechos, Argentina es acreedora climática. La sequía actual (potenciada por el calentamiento global), se tradujo en más de 8.000 millones USD menos para las arcas estatales, comparadas con el año anterior (según Chequeado.com). Además, “Los principales cultivos sufrieron pérdidas del 50%”, afectando la exportación de productos primarios en un escandaloso 41,4%.

Como si no bastara con la sequía, los focos de incendios de agosto ocuparon 6 provincias del país, según el reporte de incendios del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. La provincia de Córdoba se mantuvo en “alto riesgo” de incendio durante prácticamente todo el mes de agosto.

Contra los incendios, según el Ministerio de Ambiente, hoy Argentina cuenta solamente con 4 aviones hidrantes y 1 helicóptero para contrarrestar los incendios forestales. En Chile, para hacerse una idea, (según Meteored) funcionan 63, para un territorio mucho menor. Podemos dar por sentado que, en un gobierno de Milei, se dejarán de comprar aviones hidrantes: la motosierra solo sabe desforestar, hacer daño, destruir. Además, desde el ejecutivo (con una mayoría en el congreso) podrán incentivar aquellos rubros que crecen sobre los bienes comunes: profundizar el saqueo del litio, ganadería intensiva en humedales y especulación inmobiliaria, principales causantes de los incendios en el Delta, reservorio de agua dulce asediado, a su vez, por la contaminación con agrotóxicos… 

Un recrudecimiento del extractivismo, en un territorio ya saqueado, solo acelelará la crisis vertiginosa que nos dirige hacia la devastación. Si podemos evitar que un río más sea contaminado, o salvar un metro cuadrado de bosque nativo, entonces será mejor que lo hagamos.

La promesa fantasma de la transición energética

 

Notas al pie

1. Panic attack, aunque su traducción literal sea “ataque de pánico”, también es una alusión a la banda Massive Attack (ataque masivo), a sabiendas que un ataque masivo desencadena un shock, inmoviliza. Es un término que utiliza el cronista para referirse a la indignación y al miedo ante las agendas de la derecha por parte de sectores progresistas, que no permiten actuar o no saben dirigir la acción.

2. Publicado por el periodista ambiental Enrique Viale: "Ambientalismo no vota peluca".

 

Acerca del autor

Mikhaíl Vera es poeta y ensayista, sus estudios hacen foco en los activismos LGBTQ+ y la comunicación ecologista. Edita en Ed. MEFAME.

Contacto: [email protected]



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