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El ministro de Infraestructura defendió "la obra pública de los 90"

Durante su intervención en el tratamiento de la Ley ómnibus en Diputados, Guillermo Ferraro aseguró que el objetivo es eliminar toda intervención estatal en el sector privado y aseguró que desde los noventa no hubo una obra pública de relevancia.

Télam
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El ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, afirmó anoche que el objetivo del Gobierno es que "el Estado se retire de todo lo que puede influir en el sector privado y asuma un rol orientador". De esta manera, el Gobierno insiste en reforzar su línea de gestión a pura privatización y desregulación.

De alguna manera, las palabras de Ferraro recuerdan al famoso fallido de Roberto Dromi, quien fuera ministro de Obras y Servicios Públicos del Gobierno de Carlos Menem, que al comenzar con la era de privatizaciones expresaba: "Nada de lo que deba ser estatal, permanecerá en manos del Estado”.

En esa línea, al exponer en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados que analiza la Ley Ómnibus, el funcionario cuestionó, entre otras cosas, que el sistema de transporte en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) "está prácticamente estatizado, porque el 90 por ciento de los costos lo paga el Gobierno nacional y en los trenes se paga el 98 por ciento".

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"El clima de inversiones es desalentador", consideró y aseveró que el sistema estatizado es un "sistema perverso de estructura" que quieren "cambiar".

"Eso es cultural, porque parce que lo que paga el Estado nacional no lo paga nadie, algo que al final vamos a pagar todos. Y así se hizo uso y abuso de la emisión para llegar a los niveles que se llegaron de inflación", enfatizó el funcionario al referirse al Régimen de inversión de Grandes Inversiones, incluido en el proyecto.

"Nosotros venimos a cambiar el sistema perverso de estructura, no a administrar mejor este sistema de estructura. Implica un cambio cultural que requiere una claridad y perseverancia en el tiempo", añadió.

Para el funcionario, "se trata de un cambio para volver a ser un país normal; donde el empresario vuelva a ser empresario, en el mejor sentido de la palabra, y para eso hay que preservarlo".

"Cuando el empresario ocupa otro rol, de prebendario, implica una negación al riesgo, y queremos que vuelva a su rol, que es el que debería tener como organizador de la sociedad. Su rol creativo, donde el estado poco pueda intervenir, con sus regulaciones para entorpecer", expresó.

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"Queremos que el Estado se retire de todo lo que puede influir en el sector privado y asuma un rol orientador", completó.

El funcionario trazó el objetivo de "adelantar un clima de inversión para las empresas que están dispuestas hacerse en el país, ya que las decisiones que se toman hoy necesitan un tiempo de maduración".

"Se trata de un país normal que imaginamos en tres años, con, por ejemplo, la garantía de que no va a haber normas que interrumpan el proceso productivo", proyectó.

En otro pasaje de su exposición reivindicó "la obra pública de los años 90" e instó a los diputados a que citen "una gran obra que se haya hecho desde aquellos años hasta hoy".

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"El sector privado puede tener sus inconvenientes, pero es el único que puede asegurar que funcione bien; porque cada vez que interviene el Estado lo altera. No hay ningún iluminado que le pueda decir al sector privado lo que tiene que hacer", remarcó.

Por último, al hablar sobre Vaca Muerta, dijo que "hay que mejorar la infraestructura para que lleguen los insumos como el agua, más allá de retirar lo producido".

Al momento de las preguntas, el diputado de Unión por la Patria Eduardo Tonioli lo consultó sobre la posible privatización de los ferrocarriles rememorando "las consecunecias negativas" de lo sucedido en la década del 90 con políticas similares.

Ferraro respondió: "En mi caso coincido con la virtud del ferrocarril; no creemos que debe desaparecer; todos coincidimos en que los pasajeros están subsidiados en todo el mundo", y agregó: "Hay que eficientizar la operación".

Ante la preocupación de los diputados de la Izquierda sobre la posiblidad de que la privatización de empresas generen despidos, el ministro relativizó la respuesta con el criterio que instalaron desde que comenzaron a gobernar, es decir, justificar los despidos estatales bajo la premisa de que sobran o no trabajan: "No vamos a despedir a nadie que trabaje. Nosotros no venimos a despedir trabajadores".



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