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¿Por qué puerta entrás a la Feria del Libro?

Es uno de los eventos más esperados del año. Una parte de la sociedad es muy fan. Otra parte de la sociedad elige no ir. Pero a nadie le es indiferente: la Feria está ahí, siempre en el mismo lugar, siempre para la misma época del año pero cada edición es particular y así arrancó la 47ma.

"De la Feria del Libro podría decirse, tal vez, lo que planteó alguna vez Walter Benjamin a propósito de las ciudades: que para conocerlas de verdad es preciso haber entrado en ellas y haber salido de ellas por los cuatro puntos cardinales. ¿Qué es lo que eso supone acerca de esta especie de ciudadela implantada transitoriamente (pero también regularmente) en un lugar impropio? Supone entrar y salir, haber entrado y haber salido, por la Avenida Sarmiento (la que siento como entrada oficial), por la calle Cerviño (la que siento, aunque elegante, como puerta de atrás o entrada de servicio), por la calle Juncal (entrada especial, discreta o secreta, la del pase y contraseña, la del sigilo), por Plaza Italia (la más urbana, la bulliciosa, la que usan los que vienen en colectivo, la que usan los que emergen del subte). Hay que agregar otra alternativa de acceso, el acceso desde abajo, desde el estacionamiento, previa sensación de apretura que no tarda en resolverse en altura y amplitud". 

El que habla es Martín Kohan, uno de los escritores más leídos y aplaudidos. Sus discursos nos interpelan, nos hacen reír, pensar y querer más. Por eso la apertura de la 47ma edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires se ganó la atención de cientos de personas presentes en La Rural y de miles de otras que lo vieron por YouTube. 



Infonews estuvo ahí, en una de las primeras filas y seguirá estando para compartir todo lo que despierta el evento más esperado de la industria editorial, una industria que -según el presidente de la Fundación El Libro- necesita no sólo de la ley reclamada por Escritores sino, también, de una inmediata solución a la escasez de papel. 

"La escasez del papel para la industria del libro sumado a los problemas para su importación constituyen un combo perfecto que pone en peligro la tan necesaria bibliodiversidad. Esta circunstancia afecta al lector y a toda la cadena de valor del libro. El Estado debe jugar un rol fundamental para garantizar el papel", sostuvo Alejandro Vaccaro durante el discurso inaugural. 

Minutos después, Kohan plantearía también que son los precios y la Policía quienes atentan contra los libros, sus lectores y lectoras. Que eso fue siempre así. Y planteó su preocupación para que nadie se quede sin nuevas historias. Todo su discurso (que fue largo porque -según él mismo- le pagaron mucho por darlo) estuvo repleto de guiños que generaron unas cuantas sonrisas cómplices.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Al estrado se subieron también los ministros de Cultura nacional y porteño, Tristán Bauer y Enrique Avogadro, respectivamente; y autoridades de Santiago de Chile, la ciudad invitada de honor: Jaime de Aguirre, ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio del país vecino, y Claudio Orrego, gobernador regional de la ciudad chilena.

Todos ellos, un puñado de hombres (faltó el cupo femenino al cual nos malacostumbraron en los recitales de rock), hablaron para escritores y escritoras como Sergio Olguín, María Inés Krimer, Enzo Maqueira, Dolores Reyes, Mariana Travacio, Ana Ojeda y Natalia Zito; dos autoras que tuvieron la responsabilidad en ediciones anteriores de abrir la feria como Luisa Valenzuela y Claudia Piñeiro; y la poeta uruguaya Ida Vitale quien será una de las homenajeadas en estos días previos a su cumpleaños número 100. Estaban libreros, dueños de diferentes editoriales que montaron su stand, periodistas, agentes de prensa e invitades especiales (además del público lector que se conectó desde su casa, claro). 


Algunas claves de todo lo que se dijo fue que los 40 años de democracia serán recordados en las mesas y presentaciones específicas pero también mediante una muestra organizada junto a la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), "40 fotos, 40 años", que está ubicada en el túnel que une el pabellón Ocre (el primero ingresando desde Av. Santa Fe) con el resto del espacio.

Otra de las cosas que anunció el presidente de la FIL, Alejandro Vaccaro, fue que el Ministerio de Educación nacional compró unos 16 millones de libros de texto para repartir entre estudiantes de primaria y secundaria. "Son libros que no deberán devolver", remarcó. 

A su turno, Bauer celebró la continuidad de dos programas que ya tienen su recorrido: "Libros y casas", por medio del cual las familias que reciben una vivienda del Estado también tienen a su disposición una biblioteca de libros escritos por autores y autoras nacionales; y el "Libro %", que le permite ir a titulares de bibliotecas populares de todo el país a la Feria del Libro y comprar con un descuento de hasta el 50% libros de todo tipo. 

Mientras sucedía todo esto, en otro rincón del predio, se inauguraba la Sala Horacio González, el fallecido intelectual argentino y militante peronista que supo ser director de su amada Biblioteca Nacional. Ese es otro dato importante de esta edición: hay un lugar en ese pabellón Ocre que recuerda a uno de los hombres de las letras más querido por diferentes generaciones. 

Seguramente hay muchas cosas más que sucedieron antes y después. Las reseñas son sólo recortes de momentos y puntos de vista, percepciones. Después de todo, tal como dijo Kohan: hay varias puertas por las cuales entrar (y salir) de la Feria del Libro. Es sólo cuestión de encontrar la propia y perderse entre miles de textos, de historias. 

 



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